Continuación de la Segunda Parte. Obra Artística de Alex Grey.
I: Volviendo a nuestra conversación en torno a los sistemas de chakras y nāḍīs, en el sistema de canales del Tantra tibetano, los tres nāḍīs principales no se entrecruzan, sino que van paralelos, mientras que en los sistemas indios encontramos imágenes que muestran canales cruzados, imágenes, por cierto, muy recientes, de los siglos XVIII y XIX. ¿Cuál es tu opinión en este sentido?, ¿piensas que quizá los tibetanos hayan preservado un sistema más temprano y correcto?
H: No, ambas descripciones se encuentran en fuentes antiguas, pero las que nos llevan más a la reflexión son las que describen los canales alternados (es decir, entrecruzados). Existe una discusión muy detallada en torno a este tema en una fuente muy temprana. La descripción que a mí me parece más convincente es la que define a los chakras como centros energéticos que se localizan en los puntos donde convergen muchos nāḍīs, de modo que los nāḍīs se entrecruzan entre sí en los sitios que conocemos como chakras, así que un chakra está formado por la intersección de muchos nāḍīs; pero por ejemplo, el pingalā nāḍī es definitivamente dominante en el lado derecho y el idā lo es en el izquierdo. Aunque estos canales se entrecruzan, algunas veces se les visualiza como si fueran paralelos, y esto es porque la energía de pingalā es mucho más fuerte en el lado derecho, y la energía de idā lo es en el izquierdo, por lo que no creo que en este sentido exista en realidad ninguna contradicción.
I: He estudiado un poco en torno a las prácticas tibetanas y los nāḍīs siempre se visualizan como líneas rectas, con colores que son rojo para pingalā, blanco lunar para idā, y para sushumnā nāḍī un tono azul como el de la flama del gas incandescente.
H: Y es lo mismo en la práctica del Shaiva, y quizá los budistas hayan tomado esta tradición de los shaivas. Abhinavagupta describe la práctica en detalle: la inhalación se realiza a través de idā nadi y se le conoce como “inhalación lunar”; la exhalación es solar y el canal central se puede visualizar como amarillo oro, azul fuego o naranja fuego, porque la idea es que el rojo y el blanco se fusionan y como resultado dan un color naranja, y cuando el Sol y la Luna se fusionan, se convierten en Fuego. Podemos ver esto en una técnica en la que visualizas la luna creciente sobre la cabeza, inhalas y la luna desciende y crece hasta convertirse en luna llena en el espacio del corazón; luego visualizas el sol surgiendo desde el corazón, como el sol que sale por las mañanas. Exhalas mientras el sol asciende y se disuelve [en el espacio infinito], y luego vuelves a visualizar la luna que desciende, etc. El kumbhaka interno (se supone que debes fusionar las energías de la luna llena asentándose y el sol levantándose en kumbhaka) y el fuego surgen a lo largo del canal central. Todo esto está en la obra de Abhinavagupta.
I: Todo esto suena muy parecido a la tradición tántrica tibetana.
H: Sí, esta información sale cada vez más a la luz, ¡tal y como se puede leer en mi libro! Espero que los tibetanos lean mi libro y digan algo como: ¡esto es casi igual a lo que nosotros hacemos!, y se den cuenta de que estas dos tradiciones funcionaban una al lado de la otra, como hermano y hermana, y que de hecho casi no existe ningún conflicto entre ellas.
I: Ahora hablemos un poco sobre las prácticas sexuales. Como ya lo has mencionado, en Occidente se asocia el término Tantra con algún tipo de práctica sexual exótica, lo cual resulta ser un entendimiento erróneo y demasiado simplificado, pero que aun así persiste. Podemos encontrar una gran cantidad de publicidad de distintos talleres exóticos que se anuncian como Tantra, y todos están relacionados de una u otra forma con el sexo. Demos algo de luz a este tema y expliquemos cuál es la parte de la tradición tántrica que está conectada con las prácticas sexuales. El Haṭhayoga Pradīpikā menciona el vajroli mudrā, sin embargo, es muy difícil entender el rol que juega este mudrā, lo que da pie a muchas malas interpretaciones. Incluso en la India nadie lo sabe con exactitud y los maestros de yoga intentan evitar el tema, puesto que el sexo ha sido un tema cerrado y reprimido desde la invasión musulmana, y al parecer este conocimiento se ha perdido a través del tiempo.
H: Aclaremos este punto haciendo referencia a tres áreas: las prácticas sexuales neo-tántricas, el Tantra original y el Haṭhayoga. Lo que hoy en día se enseña bajo el nombre de “sexo tántrico” no aparece en las fuentes originales, y es de hecho un invento occidental, creado por gente que escuchó sobre el Tantra, inventó un par de cosas, leyó algo sobre taoísmo, y que ha seguido haciendo esto por un buen tiempo. Los primeros que pretendieron enseñar algo similar al sexo tántrico fueron Pierre Bernard y Aleister Crowley, hace aproximadamente cien años. Al parecer, Crowley conocía el trabajo de Arthur Avalon, por lo que llegó a escuchar sobre el “sexo tántrico”, pero al no tener acceso a las fuentes originales, lo que hizo fue inventarse algo y transmitirlo así. Como resultado, hoy en día hay maestros del llamado “sexo tántrico”, que enseñan algo que aprendieron de sus maestros, quienes a su vez lo aprendieron de sus propios maestros, y así sucesivamente. Estas personas creen pertenecer a un linaje original, pero de hecho esta corriente, que los académicos llaman neo-tantra, comenzó hace apenas unos cien años. ¿Cuál es la diferencia entre las prácticas sexuales neo-tántricas y las originales? Hay una gran diferencia, ya que las escrituras originales no contienen ninguna técnica sexual, lo que significa que no describen ningún método para volver las relaciones sexuales más disfrutables o duraderas, ni los orgasmos más intensos, ni tienen absolutamente ningún punto en común con el Kama Sūtra. Este hecho demuestra lo confundida que está la gente hoy en día al pensar que el Kama Sūtra está relacionado con el Tantra, cosa que lo único que demuestra es que no tienen idea de lo que están hablando. No es posible encontrar técnicas sexuales en el Tantra original, pero lo que sí podemos encontrar es la idea de la meditación sexual. Este tipo de meditación se menciona en muchas fuentes y está descrita a detalle en el capítulo 29 del Tantrāloka (entre las fuentes del Shaiva). Hay un bello ritual para practicantes avanzados que está descrito en esta escritura, un ritual avanzado con un acto sexual, pero no hay información en cuanto a cómo debe realizarse el acto, sólo establece que hay que meditar en este [centro] sexual y ahí fusionar toda la energía. En lugar de tener cinco diferentes sentidos, tienes un solo sentido [holístico], el sentido de que eres una masa de consciencia dichosa. El objetivo de Kula-yāga, que es el nombre de esta práctica sexual, es convertirse en una masa de consciencia dichosa. No obstante, Kula-yāga no significa sexo por sí mismo, significa meditación sexual. Los dos practicantes y su esencia divina deben volverse uno durante la práctica. Hay casos raros de ciertas personas que saben hacer esto de forma instintiva, pero la práctica es necesaria para la mayoría. Abhinavagupta afirma, y aquí viene lo interesante, que esta práctica no debe realizarse con alguien que desees o que te inspire lujuria, ya que el deseo te hará cosificar el acto y te hará cosificar a la otra persona, y de acuerdo con él, cuando cualquier elemento se cosifica la práctica ya no funciona. Puedes ver qué diferente es todo esto del neo-tantra. De hecho, Abhinava dice que la pareja sexual debe ser por defecto distinta a la esposa o compañera, y que solamente los practicantes más avanzados tendrían la posibilidad de hacerlo con su esposa o con la mujer que les atraiga, debido a que debes saber muy bien cómo abandonar por completo ese tipo de deseo físico, puesto que el propósito de esta práctica es la consciencia plena y la liberación, no el placer.
En el sistema de Haṭhayoga sucede algo más. Este sistema se interesaba en preservar y sublimar la energía sexual, lo cual también es algo diferente. Abhinavagupta no habla de retener el semen, de hecho es necesario eyacular en esta práctica, porque los fluidos sexuales mezclados se entregan a la Deidad como la ofrenda más sagrada que puede haber, los fluidos del hombre y la mujer juntos se ofrecen al Linga como la ofrenda más elevada que existe. Sin embargo, a los Hatha-yogīs les interesaban los siddhis que provienen de retener toda la energía y los fluidos sexuales, y les interesaba elevar el bindu, que aquí se define como substancia sexual sutil, hacia la coronilla. Por ejemplo, el vajroli mudrā y otros no se encuentran en las fuentes tántricas, sólo en las fuentes del Haṭhayoga, y de hecho lo que constituye el tema principal en las fuentes tempranas del Haṭhayoga es cómo elevar la energía y los fluidos sexuales.
I: El Haṭhayoga Pradīpikā menciona que para la práctica exitosa del vajroli mudrā, el yogī debe estar con una mujer deseada y contar con una buena cantidad de leche.
H: Aquí está la diferencia, porque el Kula-yāga del que habla Abhinavagupta es una meditación sexual para la liberación, mientras que las fuentes del Haṭhayoga por lo regular están dedicadas a los siddhis—también hay una fuente en el Tantra, que no mencioné, que habla este tema. Casi nadie conoce esta fuente, que es el Brahmayāmala-tantra, un tantra muy temprano, donde se describe esta práctica.
I: Sólo conozco el Rudrayāmala-tantra.
H: El Brahmayāmala-tantra es una fuente mucho más temprana, que se menciona incluso en la versión temprana del Skanda Purāna. Hay una práctica llamada “la observancia del filo de la navaja” [está descrita en un nuevo artículo de Shaman Hatley], y es un tipo de práctica sexual muy distinta. El yogī asceta convence a una mujer joven, sobornándola con todas las joyas que pueda regalarle, para que acceda a realizar esta práctica con él. El yogī debe recitar un mantra en particular y copular con la joven mujer, pero no debe eyacular, y si lo hace tiene que comenzar de nuevo y recitar muchos mantras como compensación. Se dice que esta práctica “es difícil incluso para los dioses”, pero el objetivo es obtener siddhi (poder mágico). Éste es un tipo de práctica donde la mujer no es una practicante en igualdad de condiciones, mientras que en el Kula-yāga de Abhinavagupta la mujer en teoría sí está practicando en igualdad de condiciones, pues el objetivo de ambos es la liberación; aquí, por el contrario, lo que tenemos es a un asceta que usa a una mujer como instrumento, aunque con el permiso de ella, por supuesto, y el objetivo que se busca a través del Brahmayāmala es por lo regular un siddhi. Aquí tenemos algo muy interesante: en el contexto tántrico, los yogīs ascetas, que vivían como sadhus, usualmente iban tras un siddhi, mientras que los yogīs que eran personas de familia por lo regular buscaban la liberación, y en este sentido hay una muy clara división. Lo que tenemos en el Haṭhayoga es una combinación muy extraña de ambas metas, quieres obtener un siddhi, pero también quieres la liberación y yo diría que es entonces cuando las cosas se confunden más. Sin embargo, si hablamos de transmisión de una sādhana sexual verdadera, creo que eso es algo que sólo ocurrió en la forma oral porque no se transmitió en los textos [al menos no en los del shivaísmo], y en lo personal nunca he visto ningún ejemplo de una sādhana sexual que sea auténtica de la tradición, con excepción de una sola, que da Dharmabodhi of Ādi-yoga [en Loei, Tailandia]. Con el permiso de su gurú, él grabó un CD donde da una sādhana sexual, que quizá provenga de la tradición original. Dharmabodhi afirma que realizó un recorrido a todo lo largo de la India en busca de la verdadera sādhana sexual, y que por fin encontró a un par de personas que lo iniciaron. Este CD de nueve horas de duración comienza con una plática y hacia el final se enfoca en la práctica. Él describe una práctica muy interesante, en la que los dos practicantes se vuelven uno, y si saben hacerlo de la manera correcta pueden convertirse en un solo cuerpo de energía y generar un solo sushumnā nāḍī entre ellos, como un ser con un sushumnā nāḍī en el medio, en el que la mujer se convierte en idā nāḍī y el hombre en pingalā nāḍī. Dharmabodhi afirma que él mismo lo ha hecho de una forma tan poderosa que él y su pareja pudieron ver y sentir el sushumnā nāḍī aparecer entre ellos. De nuevo, esta práctica no tiene nada qué ver con el placer, puede ser placentera, pero sólo como un efecto secundario. No sé si haya alguna otra fuente moderna de la tradición tántrica que describa una sādhana sexual auténtica. Existen, desde luego, algunas prácticas así en la tradición taoísta [y budista], pero ese es un tema distinto.
I: Pasemos ahora a la última pregunta sobre la tradición india, que se lleva a cabo tanto en la India como en Occidente. Como yo veo las cosas, y he pasado mucho tiempo en la India, los indios actuales no están muy interesados en la espiritualidad, incluso la veneración hinduista cada vez se va volviendo menos importante para ellos, y la gente ahora está más interesada en desarrollar el aspecto material de sus vidas, mientras que en Occidente es posible apreciar la tendencia opuesta. Los occidentales, que ya han logrado un nivel suficiente de confort, comienzan a sentir el afán de buscar conocimiento espiritual. A mí me parece que la espiritualidad está cambiando gradualmente de la India a Occidente. Hace poco leí un artículo, que no sé si sea o no cierto, que afirma que hoy en día hay más monasterios budistas en los Estados Unidos que en Nepal y la India. ¿Cuál es tu opinión con respecto al futuro de la tradición espiritual?
H: Primero que nada, yo diría que estamos en la era de la globalización cultural, y agradezco a Dios por eso, ya que de otra manera todas estas enseñanzas espirituales ya se habrían perdido, pues en la India moderna no existe un gran interés hacia ellas. Las razones de ello son extremadamente complejas, pero en parte se deben a que la cultura india de alguna forma se reinició, tanto con la conquista islámica como con la conquista británica, y hubo una gran contracción de la religión, lo que significó que una gran parte del conocimiento y la sabiduría se olvidara y perdiera, y que la religión se convirtiera en una versión simplificada de sí misma, centrada en la cultura del templo y en esencia de la gente que acude al templo en busca de buena fortuna y no por motivos espirituales. Esto constituye un gran problema cultural, pues la naturaleza de la tradición india sostiene que la religión es eterna, Sanātana Dharma, y esta frase resulta engañosa al implicar que nuestro dharma, nuestra religión, se ha mantenido intacta a través del tiempo, aunque de hecho ha sufrido enormes cambios, ¡y si tú piensas que no ha cambiado, entonces no mirarás al pasado ni buscarás el conocimiento perdido! Lo que podemos ver en la India moderna es que aquellos que están interesados en la religión saben muy poco, pero creen que lo saben todo, lo cual, en palabras de Abhinavagupta, es la peor forma de ignorancia. Si sabes un poco, pero crees que eso que sabes es todo lo que hay por saber, no te abres a más y no buscas más. Hoy en día el gobierno de la India no destina un financiamiento sustancial a la investigación del pasado, que era mucho más glorioso en el sentido de que en los días antiguos [previos a la conquista del Islam], se destinaban muchos recursos para que la gente meditara, y tú sabes, investigara en el mundo interior; ésa es la razón por la que existen miles de escrituras, pero muy pocas personas en la India las pueden leer y hay muy poco interés en ellas [por supuesto que hay un pequeño número de personas que sí se dedican a leerlas, pero el porcentaje que representan en cuanto a la población total del país es insignificante]. Al mismo tiempo, como lo señalaste, se ha dado un creciente interés en Occidente desde la llegada de Vivekānanda en 1893. Los Estados Unidos junto con Europa Occidental constituyen el grupo de países más exitosos desde el punto de vista económico, lo cual es importante, ya que la gente ya ha ganado el suficiente dinero como para disfrutar de las comodidades de la vida, pero se da cuenta que aún con eso no es muy feliz. Entonces, no es ninguna coincidencia, porque la gente en la India, con excepción de unas cuantas personas, no cuenta con comodidades modernas, pero las desea; mientras que las personas en Occidente ya cuentan con estas comodidades, pero desean el componente espiritual, porque ya experimentaron en carne propia que el dinero y las comodidades no les satisfacen. Es una creencia popular que el dinero no puede comprar la felicidad, y todo el mundo “lo sabe”, pero es muy distinto darse cuenta de ello por uno mismo, y esto es justo de lo que estamos hablando, necesitas vivir una experiencia real. Si miramos a quienes están patrocinando el gran crecimiento del budismo en Occidente, encontraremos personajes bien educados y acaudalados, que descubrieron que toda su educación y toda su fortuna no en realidad los satisfacía, y que al comenzar a practicar la meditación budista encontraron una experiencia de vida mucho más hermosa y enriquecedora.
I: ¿Y por qué piensas que el budismo se ha vuelto más popular en Occidente? Leí un artículo de David Frawley que afirma que muchos maestros occidentales de yoga prefieren las técnicas de meditación budistas que las tradicionales de la India, ¿cuál es tu opinión en este sentido?
H: Sólo como prefacio, no quiero hablar del budismo versus la India, porque de hecho el budismo es indio en su origen, incluso el budismo tibetano es indio es su origen. ¿Por qué la gente de la era moderna se ha volcado hacia el budismo, especialmente el budismo tibetano? Primero, porque el budismo es una religión que está en busca de adeptos, mientras que las tradiciones de la India que hemos agrupado en lo que conocemos como hinduismo no buscan adeptos, y con frecuencia ni siquiera reciben nuevos adeptos, así que ahí tenemos una razón importante. Otra razón importante, a la que constantemente hago mención, es el cambio histórico que sucedió como resultado de la falta de apoyo gubernamental para las religiones de la India. El budismo tibetano contó con el apoyo del estado hasta la conquista china del Tíbet [en 1956]. Lo que esto significa es que al tener muchos más maestros de práctica con un nivel educativo elevado, al tener linajes de eruditos-practicantes, captarás la atención de occidentales educados que deseen encontrar una práctica que sea convincente desde la perspectiva intelectual y al mismo tiempo sofisticada, y hay muchos linajes budistas muy bien estructurados a nivel intelectual en comparación con los linajes indios. Desde luego que muchos linajes enfocados en la práctica sobrevivieron en la India a lo largo de las ocupaciones tanto musulmana como británica, pero con un componente intelectual mucho muy reducido y simplificado. Para algunos esto no tiene importancia, y para otros sí, y es por eso que personas como yo intentamos rescatar el rico componente intelectual de los yogas no budistas, de forma que se conviertan en una opción atractiva para la gente. Cuando haya más libros como el que yo escribí, que presenta al Tantra shivaíta de una forma muy sofisticada a nivel intelectual, lo cual, por cierto, no es ninguna invención, ya que así fue desde sus orígenes, desde un principio tuvo la misma coherencia intelectual que la visión budista; el shivaísmo y el budismo de hecho podían debatir en igualdad de condiciones, y los shivaítas resultaron vencedores de muchos de estos debates. Lo que estamos haciendo es traer ese conocimiento de vuelta para que se convierta en una opción respetable, porque lo que encuentras hoy en día en la India es a maestros de yoga con un entendimiento muy vago y superficial de la filosofía, cosa que no les resulta muy convincente a los occidentales educados. Parece que lo único que perdura hoy en día es un lenguaje bonito del estilo “Todos somos uno con Dios”, pero a fin de cuentas queremos más que eso, queremos un entendimiento más profundo.
I: Y también muchos maestros de yoga indios sólo están tratando de crear cultos comerciales.
H: Sí, y es un gran problema que los gurús oportunistas de la India hayan empañado las cosas para los occidentales de tantas formas, por lo que tenemos mucho trabajo por hacer para revertir el daño, lo cual creo que irá ocurriendo poco a poco.
I: Regresando a la pregunta sobre el futuro de la tradición india, ya hemos hablado de que en la India moderna esta tradición se ha simplificado en exceso, no obstante, en Occidente se corre el peligro de que también se simplifique, pero por motivos comerciales, ¿cuál es tu opinión al respecto?
H: Es un gran problema, porque no sólo se ha simplificado, también se ha distorsionado, porque lo que vende es la idea de sentirse bien. Entonces, tenemos el tipo de yoga para “sentirse bien”, porque el yoga es a fin de cuentas un negocio y eso es lo que vende, y ésa es la razón por la que unos cuantos maestros, y ojalá que se unan más en el futuro, nos están diciendo que “está bien que quieras sentirte bien y que encuentres maestros que te hagan sentir bien contigo mismo, pero en última instancia, si lo que quieres es evitar las trampas y actualizar tu potencial en este camino, necesitarás las enseñanzas más profundas.” Es por eso que algunas personas, como yo, estamos enviando la señal a la gente del continente americano de que la versión superficial de las cosas no los va a llevar a todo lo largo del camino, debes desarrollar una relación estrecha con el maestro de quien recibes las enseñanzas más profundas, que sí puedan llevarte a todo lo largo del camino. Si esto es lo que quiere sólo el 1% de la gente, está bien. Lo que hubo en tiempos antiguos, y que debería haber ahora, es un programa de estudios avanzados. En la antigüedad había lo que se conoce como la enseñanza para las masas, por ejemplo, la mitología estaba destinada a las masas, así como las historias sobre los dioses y demás, incluso Abhinavagupta dice que todo eso es para niños y gente de mente sencilla—pequeñas historias sobre los dioses con una moraleja al final—que están bien, pero todos deberían saber que existe otro nivel en el que pueden iniciarse. En épocas antiguas el shivaísmo tenía 4 niveles: uno para no iniciados y tres niveles de iniciación. Todos sabían que era posible ir más profundo si ése era su deseo, y ahora el problema es que la gente ni siquiera sabe cómo es en realidad una práctica de iniciación y tampoco sabe qué necesita para alcanzar sus metas. A medida que desarrollamos el yoga en Occidente, vemos que está muy bien que haya una versión comercial y superficial, siempre y cuando la versión más profunda también esté disponible para aquellos que realmente la deseen, y esto no debe determinarlo la cantidad de dinero ofrezcan, sino la dedicación de su ser. Para que esto suceda y funcione debemos contar con más maestros que realmente sepan de lo que están hablando, y que reserven las prácticas y enseñanzas más elevadas para sus alumnos serios, y que sólo impartan esas enseñanzas a quienes realmente sean dueños de un espíritu dedicado, capaces de valorarlas, sin importar si se trata de personas ricas o pobres. No sé si Occidente logrará desarrollar el yoga de esta forma, pero es en lo que estoy trabajando.