¿Qué es TANTRA?: Poniendo las cosas en orden / Aclarando el punto desde el principio

Hoy en día, “Tantra” es una palabra que se ha puesto de moda en el mundo occidental moderno. Lo vemos en las portadas de revistas y libros, y por lo general está ligada de forma sugerente a la noción de una experiencia sexual superlativa. Aunque casi todo el mundo ha escuchado esta palabra, casi nadie –incluyendo a muchas personas que se acreditan como maestros de algo llamado Tantra- sabe realmente nada del desarrollo histórico de la tradición espiritual india a la que los académicos sanscritistas se refieren como tal. Lo que estos académicos estudian como Tantra tiene muy poca o ninguna referencia o vínculo con lo que se enseña bajo ese mismo nombre en los circuitos de talleres de espiritualidad alternativa en Occidente. Se necesitaría un post mucho más largo para explicar la razón por la que esta brecha es tan profunda –es un asunto de honda complejidad, mediación cultural y extrañas confusiones. Sin embargo, mi libro Tantra Iluminado presenta una extensa visión de la tradición espiritual india original que se articuló en las escrituras sánscritas llamadas tantras (que es de donde el nombre se deriva). Pero, ¿por qué esto sería de interés alguno para los occidentales modernos? Existe una razón sobresaliente: millones de estos occidentales practican hoy en día algo llamado yoga; una práctica que, aunque ha sufrido grandes alteraciones de forma y contexto, sus orígenes pueden en muchos sentidos rastrearse hasta la tradición Tántrica clásica.

El Yoga es una tradición viva, que posee una profunda influencia del Tantra, y sin embargo ha olvidado mucho de su propia historia. Hoy en día existe una nueva ola de investigaciones realizadas por académicos que son al mismo tiempo practicantes, cuyos objetivos son redescubrir y reintegrar algo de lo que ha sido olvidado, y aclarar muchas de las ideas y prácticas que actualmente flotan por ahí (y por lo tanto, enraizarlas, y con ello fortalecer su riqueza), para también trazar con claridad el vasto y variado paisaje del pensamiento espiritual indio y la manera en la que este puede contribuir a nuestras vidas en la era en que vivimos. Sabemos con certeza que la mayoría de las enseñanzas y escritos del pensamiento indio del siglo XX han sido apasionantes, pero al mismo tiempo incoherentes y carentes de fundamento (en el contexto del practicante), o bien sistematizados pero secos, aburridos e insípidos (dentro del contexto académico). Es tiempo de rectificar esto, pues ninguna tradición india ha sido tan malentendida en lo relativo a su profunda influencia en la espiritualidad global, como el Tantra.

Entonces, podrás preguntarte ¿a qué nos referimos cuando decimos el término “Tantra clásico”? El término identifica el periodo cumbre del movimiento Tántrico (800-1200 d.C.) y distingue nuestra materia principal del Tantra hindú posterior y de las tradiciones de hatha yoga (ambas fueron iniciadas alrededor de 1905 por Pierre Bernard). El Tantra clásico al que hago referencia en mi libro está asociado con una tradición religiosa específica: la de Shiva y Shakti, comúnmente conocida como shivaísmo.

El shivaísmo fue practicado en todo el territorio que en nuestros días se conoce como India, Nepal, Pakistán, el sureste Asiático e Indonesia, y fue la religión dominante en la India durante la época medieval (600 a 1200 d.C.) pero es además una categoría importante en el budismo Tántrico, ya que muchas de sus prácticas fueron adoptadas directamente del shivaísmo Tántrico clásico (como Sanderson muestra en “The Saiva Age”).

Asimismo, muchas de las enseñanzas espirituales del budismo Tántrico –en especial las de Dzogchen y Mahamudra son virtualmente indistinguibles de las enseñanzas de shivaísmo Tántrico (en un post futuro daré la definición del no dualismo dentro del mismo, suscríbete aquí para no perdértelo).

En una innovadora publicación académica encontramos esta poderosa introducción a la obra: “Las escrituras Tántricas forman la base de casi todas las escuelas teístas de teología y rito de la India post-védica, al igual que de la mayoría de las ramas del Budismo (Vajrayana).” Entre estas escuelas, están aquellas centradas en las deidades hindús Siva y Visnu, las cuales se diseminaron a través del subcontinente indio a Kambuja (Cambodia/Laos/Tailandia), Champa (Vietnam) e Indonesia; mientras que el budismo Tántrico rápidamente se volvió pan-asiático”. (Goodall, Sanderson, e Isaacson, EFEO/IFP).

Un tema que no cubrí de manera adecuada en mi libro es el hecho de que existe una forma de Tantra original que es muy visible hoy en día: el budismo tibetano. Al ser esta la única forma original de Tantra con la que la gente en la actualidad tiene contacto, no es manifiesto que muchas de sus características más sobresalientes (mantras, mándalas, mudras, iniciación, yoga de las deidades, gurú-yoga y más) no son en realidad propias del budismo, sino parte de este movimiento Tántrico pan-indio que afectó a todas las religiones que existían en aquel momento (shivaísmo, budismo, vaishnavismo, iainismo, surismo, etc.).

Aun cuando el Tantra ejerció una gran influencia en aspectos espirituales, religiosos, así como en el movimiento estético, algunos “triunfalistas del Tantra”, como Ramesh Bjonnes (quien escribe en Elephant Journal, y quien tiene muchas cosas buenas que decir), exageran su importancia al aclamar que ha influenciado a todas las formas del yoga, e inclusive a los Vedas. Ningún académico profesional del sánscrito estaría de acuerdo con esta afirmación, pues no todo el yoga proviene del Tantra (existen de hecho muchos yogas pre-tántricos, como aquel contenido en los Yoga Sutras y el Mahabharata), pero sí nos atañe el caso de aquellas formas de yoga que se practican en la actualidad y cuyo pasado puede rastrearse con facilidad hasta encontrar su origen tántrico, usualmente a través de la intermediación del Hatha-yoga y sus textos, los cuales con frecuencia establecen un endeudamiento o relación con los tantras.

Por lo tanto, el Tantra es un movimiento espiritual que ha ejercido su influencia en el desarrollo de la mayoría de las religiones asiáticas. Pero, ¿cuál es la esencia del Tantra? –Preguntarás- ¿cómo puedo reconocerla? Los académicos han debatido esta cuestión y coinciden en una lista básica de características (que puedes encontrar en la página 33 de mi libro) en contraposición a una esencia o naturaleza única. Sin embargo, quiero remarcar una particularidad que merece mención especial, puesto que es lo que hace al Tantra verdaderamente diferente a todos los otros senderos o caminos yóguicos, y es que es en esencia vinculante-al-mundo, en contraste con la perspectiva desvinculante-del-mundo, lo que quiere decir que se enfoca en lo inmanente en lugar de lo trascendente, la integración en la vida cotidiana versus la renunciación a la misma. En otras palabras afirma la-vida en vez de negar-la-vida. Todas las demás formas de yoga son trascendentalistas y renuniciatorias en su carácter, con excepción de aquellas influenciadas por el Tantra mismo. “Trascendentalista” significa sostener la visión de que lo Divino está más allá del contacto directo con nuestros sentidos y que por ende uno debe alcanzar “estados elevados del ser” para unirse a esa esencia Divina; en contraste, el Tantra no-dualista enseña que aun cuando lo Divino es mucho más que aquello que podemos apreciar a simple vista, es también todo lo que sí vemos (sentimos, olemos, percibimos). Por tanto, no buscamos estados “extraordinarios” de conciencia, sino un entendimiento y presencia completa de la totalidad de lo que implica el aquí y el ahora, un sentido más profundo de cómo el misterio de la Vida se revela en cada forma, emoción y creatura.

Esto fue un intento de articular la esencia distintiva del Tantra en términos de su visión, pero ¿qué sucede con la práctica? ¿que distingue el marco teórico de dicha práctica? En lo que a la tradición original concierne, si no estás propiciando un mantra-deidad con regularidad, no eres un tántrico.  Para aprender o conocer más, por favor utiliza como referencia de lectura mi libro, es la primera introducción a la filosofía e historia del Tantra clásico que se ha escrito para el público en general.

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*Fundamento esta declaración con referencia a tres libros que quizá aparezcan para retar esto: “Tantra: El Camino del Éxtasis” de George Feuerstein. Esta obra nos presenta una visión en conjunto, no del sistema único de Tantra clásico, sino de aquellos elementos del Tantra que fueron incorporados a la corriente principal hinduista. Este libro puede ser visto como una buena introducción al Tantra hindú post-clásico del siglo XIII en adelante; la filosofía Tántrica que presento en mi libro se relaciona pero tiene diferencias considerables. El segundo libro que me viene a la mente es “Shivaísmo de Cachemira: La Filosofía Central del Tantrismo” de Kamalakar Mishra, el cual cubre mucha de la filosofía Tántrica clásica pero no reviste el contexto histórico y social de la religión que le dio origen. Mishra perpetúa el entendimiento actual (de casi un siglo de antigüedad) de que esta tradición fue un fenómeno de la región de Cachemira cuando en realidad fue un movimiento espiritual pan-indio (y eventualmente pan-asiático). En tercer sitio, tenemos el tradicional “Introducción al Tantra” de Lama Yeshe; este adorable y pequeño libro le da al lector una buena idea de los valores, cosmovisión y estética del movimiento Tántrico, pero contiene muy poco en cuestión de especificidad, ya sea del desarrollo histórico o los detalles de la práctica de la misma.