Traducción del primer capítulo de Luz Sobre los Tantras (“Los Aspectos de la Consciencia”), continúa La Naturaleza de la Realidad. Tema anterior: Ataduras y Liberación.
ज्ञेयस्य हि परं तत्त्वं यः प्रकाशात्मकः शिवः।
न ह्यप्रकाशरूपस्य प्राकाश्यं वस्तुतापि वा ॥ ५२
La realidad máxima de cualquier cosa que vaya a conocerse es Śiva (que significa “Dios” y “bendición”), es decir, la Luz de la Manifestación (prakāśa)—porque si su naturaleza máxima fuera diferente, no sería manifiesta (prākāśya), ni tampoco algo existente. ||52
Mi comentario: prakāśa es un término muy difícil de traducir, no obstante, debemos entenderlo porque de acuerdo con Abhinava es la esencia de la naturaleza de Śiva. Los significados de la palabra incluyen: (adjetivos) visible, resplandeciente, aparente, manifiesto, expuesto, público; (sustantivos) luz, esplendor, manifestación, expansión, difusión. Los significados aquí mencionados agrupan dos conceptos distintos: por un lado luz, y por el otro la apariencia / manifestación en el otro; en sánscrito, estos dos conceptos no son distintos, aunque podemos entender la conexión entre ellos si consideramos el hecho de que la existencia de algo sólo es aparente cuando este algo se ilumina (al menos para nuestro sentido de la vista, y aquí “iluminación” debe entenderse desde un sentido metafórico). La Luz se convierte entonces en la metáfora central para la Percepción en la filosofía Tántrika no dualista, y es una metáfora afortunada, ya que implica con gran acierto que el todo de la realidad manifiesta consiste en varias formas de energía. Podemos traducir prakāśa en este contexto como “la Luz de la Manifestación”, “la Luz de la Creación”, o incluso “La luz de la Consciencia”, puesto que ya comprendimos que es la Consciencia la que manifiesta todas las cosas y todos los estados del ser.
Pero incluso la irrealidad de cualquier entidad tiene como único ámbito el exquisito disfrute [de la consciencia]. Hasta el concepto de “Esto no existe” es [una expresión de la consciencia], no algo [inerte] como una pared. ||53
Mi comentario: camatkāra, la capacidad de la Consciencia para deleitarse en cualquier forma determinada, en este contexto equivale a vimarśa-śakti, el poder de la reflexión, la capacidad que tiene la Consciencia para representarse a sí misma en todas las formas, reinventándose a sí misma sin cesar, por ninguna otra razón que por el placer de hacerlo.
Y ésta de hecho es la Luz que brilla en absolutamente todas partes, manifestándose como absolutamente todo. Dado que es tan difícil de negar, ¿cuál es el objetivo de fabricar métodos para conocerla? ||54
En lo que concierne a los modos epistemológicos, éstos constituyen el principio vital de todas las cosas, pero la Divinidad Suprema (= prakāśa) es su máximo principio vital. || 55
Mi comentario: los “modos epistemológicos” (pramāṇas) son los tres medios válidos a través de los que sabemos todo lo que sabemos: percepción directa, inferencia y revelación.
Porque incluso aquel cuyo capricho sea refutar todo, existe justo en esa forma (es decir, como una manifestación de la Luz de la Consciencia) cuando él niega tal cognición está implicando un ser que dice “¡a mí no me lo parece (bhāsate) así!” ||56
Mi comentario: el sánscrito de este verso es más difícil que en los demás versos, y es de hecho un método que utiliza Abhinava para forzar al lector a ir más despacio y considerar lo dicho con más cuidado. Al hacer esto, podemos ver que hay una sutil broma: el nāstika (detractor), que niega que la cognición implique un conocedor, ya está demostrando la existencia del ser conocedor a través de su propia negación (“a mí no me lo parece así”), mientras que al mismo tiempo admite que no reconoce la naturaleza de ese ser (“a mí no me lo parece así”). Aquí, “parecer”, bhāsate, es la palabra que los Tántrikas usan para describir los muchos “resplandores” o manifestaciones de la Única Luz. Por supuesto que aquí Abhinavagupta también está considerando a los budistas, pero su refutación es deliciosamente astuta y juguetona. En este punto comenzamos a hacernos una idea de su personalidad. Los estudiantes de filosofía se darán cuenta de que este verso se anticipa a la visión de René Descartes (cogito, ergo sum) pero en una manera distinta, la Luz no personal de la Consciencia, cuya existencia está demostrada, no la mente pensante, que en sí misma sólo es perceptible porque aparece como una manifestación dentro de esa Luz. [Nota textual: corregir dharmāpi por dharmo'pi, de acuerdo con el comentario de Jayaratha].
Ya sea que la realidad de cualquier cosa se refute o se establezca, tal [Luz de la Consciencia] es la cosa primaria (es decir, el poder preexistente de la consciencia, necesario para cualquier percepción o concepción); entonces, ¿cuál sería la propiedad o utilidad de [cualquier] modo epistemológico con respecto a esto? || 57
Mi comentario: lo único que Abhinava está diciendo aquí es que si utilizamos cualquier método para intentar conocer la divina Luz de la Consciencia, estaremos retrocediendo un paso, pues es el poder que pone en acción cualquier método de conocimiento, y por esa razón no puede conocerse como un objeto de la consciencia. En otras palabras, no puedes ver tu naturaleza esencial como Consciencia pura, ya que por definición es el punto desde el cual todo es visto. No se le puede cosificar; de tal modo que cuando te pones a buscar a “tu verdadero ser” nunca lo encuentras. Aquel que buscas es Aquel que está buscando.* Solamente cuando desarmes por completo todas tus estrategias y relajes a fondo todos tus intentos de comprender al ser, en algún punto te encontrarás en la forma más natural y pura de tu ser. Aunque no puedas ver a tu verdadera naturaleza, sí puedes ser.
En resumen, todo lo que existe es un campo de energía, infinito y autoconsciente, que aquí llamamos Luz de la Consciencia. Todo lo que se manifiesta no es más que la Luz manifestándose en esa forma; nada es más divino que ninguna otra cosa, ya que la Luz divina es todo lo que existe. Cuando percibes algo hermoso, no es más que el Infinito tomando esa apariencia; cuando percibes algo repulsivo, también es el Infinito tomando esa apariencia. Éste es uno de los principios espirituales menos entendidos del camino no dualista –cualquier cosa que se manifieste como buena, brillante o hermosa es una expresión de la Luz divina en la misma medida que aquello que se manifiesta como malo, oscuro o feo, aunque no nos parezca así debido a nuestros condicionamientos mentales. Sin embargo, no tiene ningún sentido actuar como si fuera real antes de experimentar esta verdad de forma directa (incluso puede ser peligroso hacerlo). Para alcanzar el paradigma en el que percibas todo como una expresión plena de la Luz divina tendrás que ejercitar el discernimiento. Todo esto parece una paradoja hasta que logras penetrar en el paradigma.
Continuará . . . siguiente tema: "La Naturaleza de Dios"
*¡Gracias a D.R. Butler por tan afortunada frase!