Las tradiciones espirituales no dualistas sugieren que la meta del camino espiritual del despertar es el estado de nirvikalpa, el modo en el cual el ser se ha liberado completamente de la mente, es decir, que ya no mira más la realidad del momento presente a través del lente de ningún recuerdo, construcción de pensamiento o interpretación (vikalpa). Esta enseñanza es universal en las tradiciones yóguicas no dualistas porque es la única manera en que podemos realmente compartir una sola realidad común, pues no importa cuán parecidas puedan ser en ocasiones nuestras interpretaciones mentales, nunca jamás serán exactamente iguales. Son nuestras interpretaciones de la realidad lo que nos separa de los demás. Date cuenta de esto: nos gusta tanto compartir que buscamos la compañía de personas que piensan de forma similar a nosotros, y nos sentimos deleitados cuando encontramos a alguien que comparte nuestros puntos de vista de forma casi exacta, y esto es porque disfrutamos el compartir, lo cual es dulce e inocente, pero sucede también que imaginamos que el consenso y la corroboración hacen muy posible que estemos “en lo correcto”, lo cual no es tan inocente. Ahora bien, si tanto nos gusta compartir, ¡imagínate la increíble alegría que surge de compartir el mundo entero con el mundo entero! Esto resulta imposible a menos que nos liberemos de la mente, pero es natural para cualquiera que haya alcanzado el estado de nirvikalpa, que una vez más, no significa estar libre de pensamientos, sino dejar de ver las cosas a través de la mente.
En la vida espiritual hay dos metas (de forma más explícita dentro del Tantra), y confundir estas dos metas es causa de mucha confusión, como es lógico, pero también de sufrimiento. Una de estas metas es bhoga, que significa vivir una vida buena y feliz (es decir, no despertar, pero tener un buen sueño en lugar de una pesadilla), la otra meta es despertar por completo del estado condicionado y determinado por la mente. A este último estado se le llama mokṣa (liberación) o bodhi (despertar), y significa ir mucho más allá de la experiencia humana “normal”, hacia un ámbito por completo distinto (aunque la persona que lo ha alcanzado pueda parecer lo bastante normal… o no). Como dice el canto budista “Se ha ido, se ha ido, se ha ido más allá, se ha ido totalmente más allá: el Despertar” (gate gate parigate parisaṅgate bodhi svāhā). Este “otro ámbito” está por supuesto aquí mismo, en este momento, todo el tiempo, aunque nos pase desapercibido. Es la comprensión de lo extraordinario en lo ordinario y viceversa, es la verdadera intimidad con aquello que es; la mente no puede conceptualizarlo ni remotamente, y de hecho es la completa desaparición de la compulsiva tendencia de la mente de comparar lo que es con lo que podría ser; es la experiencia directa de la realidad que tienen otros animales, pero con plena consciencia humana, y es un estado en extremo raro.
Algunos maestros dicen: si tu deseo es alcanzar la primera de estas dos metas, es decir, una vida feliz (bhoga), entonces, por el amor de Dios, ve por ella. También dicen que nadie en su sano juicio desearía alcanzar la segunda meta, ya que esta implica la completa y total disolución del “tú” que tú piensas que eres, lo que conlleva la pérdida efectiva de todo aquello que siempre has sabido (toma nota de la elección de palabras). El precio de la verdad es todo. No obstante, algunos de nosotros no queremos otra cosa que conocer la Verdad, ya sea porque estamos tan constituidos que solo la experiencia deconstruida, directa y no intermediada de la realidad podría satisfacer nuestro anhelo interno, y/o porque nos damos cuenta de que únicamente en esta segunda meta podremos cesar por completo toda la separación y todo el sufrimiento.
¿Por qué el máximo objetivo del despertar/la liberación involucra por necesidad alcanzar el estado de nirvikalpa (como lo definí líneas arriba)? Esto se vuelve más claro si tomamos en cuenta una pregunta central en filosofía –cuya respuesta tiene el mayor número de posibles implicaciones en nuestra vida real, como ya lo podrás ver—que es “¿Puede algo suceder independientemente de nuestra percepción de ello?”, o “¿existe una realidad independiente del observador?” La respuesta que el Tantra no dualista da a esta pregunta es un enfático NO. Líneas abajo y en la próxima publicación daré un esbozo del razonamiento detrás de ese “no”, de una forma rápida e informal (aunque tal razonamiento no es la base de esta visión, sino la experiencia directa).
Todo existe dentro de la consciencia. Todo lo que puede afirmarse que existe, existe dentro de la consciencia de un ser específico, o dentro de la consciencia compartida de más seres. Esta es una verdad evidente, ya que si planteas que pueda haber algo que exista fuera de (o separada de) la consciencia, esa posible entidad imaginada ya existe en la forma de una construcción mental dentro de la consciencia. Toda experiencia, observación, inferencia, deducción o especulación tiene lugar dentro de la consciencia. No podemos salirnos de la consciencia, ya que cualquier cosa que esté fuera de ella es desconocida y no es posible conocerla, por lo tanto no se puede decir que siquiera exista. Es así que el universo entero existe dentro de la consciencia, y no hay forma de saber si hay un universo separado de ella. Esto NO debe interpretarse desde una perspectiva mística o espiritual, ya que es literalmente cierto. Lo único que tienes que hacer es soltar los pensamientos condicionados (aquello que te han dicho que debes creer) y examinar tu propia experiencia directa.
Así que abandona la persecución, no hay una realidad “objetiva” que ocurra independiente de los seres conscientes y nadie ha podido nunca probar lo contrario. La idea de que hay un vasto e impasible universo que existe incluso sin que haya seres conscientes que estén ahí para percibirlo no es más que eso: una idea, una construcción mental. Lo único que puede decirse que existe es el contenido específico de las experiencias momento a momento de los seres conscientes. QED.
Obviamente, existen experiencias “individuales” (por ejemplo, los sueños y los pensamientos), experiencias “colectivas” (que puede ser cualquiera de las infinitas experiencias co-creadas que los seres humanos comparten entre sí), y otro tipo de experiencias que se encuentran en algún punto intermedio, pero ninguna de estas variantes altera la declaración en itálicas líneas arriba en lo más mínimo, pues no son otra cosa que diferencias en la escala. De acuerdo con el Tantra shivaíta, existe solo una consciencia, un campo de percepción al que aparentemente todos los seres conscientes individuales tienen acceso y en el que todos participan, pero no es necesario establecer esto aquí.
Es entonces que estar “despierto” es el conocimiento experiencial directo de la naturaleza fundamental de la consciencia, sin los filtros distorsionantes de las construcciones mentales abstractas, a las que llamamos “creencias”.
Una vez establecido que la realidad consiste en su totalidad de las experiencias momento a momento de los seres conscientes*, los filtros de estas experiencias ameritan que les dediquemos una larga mirada, y eso es justo lo que haremos en la siguiente publicación.
*(Para responder a una posible objeción: las experiencias momento a momento de los seres conscientes incluyen aquello a lo que llamamos el subconsciente, que constantemente está informando y modelando la experiencia consciente, y que de hecho es parte de la experiencia consciente, pero es justo la parte que no podemos ver de manera directa. Aunque no podamos ver lo que está debajo de la corteza de un árbol, no deja de ser una parte necesaria de nuestra experiencia total en torno al árbol, espero que puedas disculpar esta burda analogía. El subconsciente por supuesto que es también el almacén de todos nuestros vikalpas; si no fuera por el subconsciente, todo aquel que leyera este ensayo despertaría de inmediato en el momento en el que el vikalpa presente se disolviera).
La Segunda Parte de esta publicación une todos los puntos, ¡por favor no dejes de leerlo!